“más viajo por el mundo, más aprendo de Rusia”
- Valentina
- 27 oct 2017
- 2 Min. de lectura

Éramos 5 en la mesa una calurosa noche en Kolkata…
Estábamos cenando y conversando de viajes. Mientras nosotrxs contábamos de nuestras rutas, Jojo de sus anhelos, y Krishna de su próximo viaje a EEUU; Julia deslizaba de a uno por vez una lista impresionante de países visitados.
Recuerdo que no podíamos creer que esa veinteañera, con ese aspecto tan liviano y despreocupado; contara, como si nada, que había viajado por todos los continentes por su cuenta.
Fascinadxs, le preguntábamos de las comidas y los trajes; del transporte y los alojamientos; de trabajos y fotografía. Entre pregunta y pregunta, con el afán de conocer un poco el mundo a través de su experiencia, le empezamos a preguntar sobre lo que más le había sorprendido, sobre qué había aprendido en todos esos años/kilómetros de viaje…
Creo que para entonces, todxs esperábamos algo así como una revelación budista en la selva de Laos o un viaje chamánico en alguna comunidad mexicana. Pero no, Julia se detiene y con cierto aire misterioso y a la vez casual, nos dice:
En realidad, mi gran aprendizaje fue darme cuenta de que mientras más viajaba por el mundo, más aprendía de Rusia.
Si soy honesta, creo que al principio ningunx entendió bien, así que le adjudicamos la rareza a la diferencia de idioma. Pero cuando Julia siguió hablando, empezó a tener muchísimo sentido eso que decía. Porque, verse a una misma en otros escenarios, con otras costumbres, maneras, comidas (e inodoros) nos hace dar cuenta de todo lo que damos por sentado. Que eso que nos parece impensable, puede llegar a ser hasta más cómodo, o aquello que nunca cuestionamos es una costumbre que existe apenas en una puntita del planeta.
Esta inocente respuesta, nos señaló algo que quizás presentiamos, que la única constante en el cambio de países, es el lugar de donde venimos,
Cada vez que aprendemos algo nuevo de un país distinto, miramos al nuestro, para desde ahí ubicarnos. Y a su vez, con cada nueva perspectiva, con cada aprendizaje es ese el lugar del mundo que reconstruimos, el que volvemos a dibujar; cada vez con más detalle, y con muchos más matices. Y desde esa mirada que parece tan lejana, nos damos cuenta que al final siempre va a ser lo más cercano.
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