la vida "real" y la vida de viaje
- Valentina
- 8 nov 2017
- 2 Min. de lectura

lxs viajerxs crónicxs o de largo aliento, nos encontramos muchas veces refiriéndonos a la vida de quienes se quedaron o de quienes se instalan en un lugar como la “vida real”.
Medio en broma, medio en serio; llamamos así a una vida que contrasta con la nuestra. Como si este camino se tratara de una pausa, como si estuviésemos de vacaciones pero solo por unos años.
Al principio, cuando todo es nuevo esa sensación de irrealidad tiene un anclaje muy claro y nadie lo discute. Pero a medida que pasan las semanas, los meses (y ni te digo los años) empieza a quedar en evidencia que necesitamos entender que esta vida que llevamos es nuestra versión de la vida real.
Porque no son vacaciones ni pausas, porque vivimos, comemos, trabajamos, jugamos y dormimos. Porque aun en diferentes escenarios tambien amamos y sufrimos.
Aunque para muchxs estamos “cumpliendo el sueño de todxs”, en realidad este es un camino como cualquier otro, y como tal merece que lo pongamos en perspectiva y le saquemos todo el jugo. No se trata de quitarle mérito al despertarse en lugares completamente distintos, ni al convivir con gente de tantas culturas diferentes; todo lo contrario, amigarnos con que esta es la vida real es una invitación a no guardarnos nada para un después lejano, a caminar con sentido desde ya.
Hace unos días hablaba con mi compañero de esto de buscar vivir un sueño dentro de otro sueño, una apuesta dentro de otra apuesta. Porque aunque pegar el salto suele llevarse toda nuestra energía, y cambiar de países todo nuestro entusiasmo; cuando logramos ponerle un propósito, encontrar un horizonte, ese camino se hace más liviano.
Porque no estamos postergando, ni negando, ni escapando. Simplemente estamos aventurándonos a vivir otras versiones de la vida real, estamos inventando nuevas maneras de estar y de ir siendo en caminos no tan transitados.
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